Pocas plazas en la historia de Madrid, y menos tan emblemáticas, han sufrido tantos cambios en los últimos años como la de Felipe II, en el barrio de Salamanca. En 1873, el terreno, prácticamente una escombrera, acogió la plaza de toros de Fuente del Berro, sucesora de la que había en Puerta de Alcalá y antecesora, hasta 1934, de la que, desde entonces y hasta ahora, se encuentra establecida en Ventas. En 1960, aquel espacio fue ocupado por el Palacio de los Deportes, hoy el WiZink Center, tras sobrevivir a un incendio y varias reformas. Ya el 17 de julio de 1986, a las 13 horas y 13 minutos, y con unas medidas de 13 x 13 metros –exigencias propias de un genio excéntrico–, quedó inaugurado el dolmen de piedra diseñado por Salvador Dalí, así como la escultura de bronce en homenaje a Isaac Newton y dedicada a su mujer, Gala, fallecida cuatro años antes. Desde entonces, y ya peatonalizada, la plaza pasó a ser conocida como «la de Dalí». Entre otras razones, por ser única en el mundo: ninguna otra ciudad del planeta puede presumir de contar con una estatua del artista de Cadaqués en su entorno urbano.
Son muchas las vueltas que ha dado la plaza, y también las que estuvo a punto de dar. Sin embargo, quedaba una tarea pendiente: apuntalar su entorno y hacer su acceso más accesible. De algún modo, otorgarle una continuidad más allá de sus límites. Precisamente ayer, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, visitó la zona en la que el área de Obras y Equipamientos, presidida por Paloma García Romero, ya ha comenzado a trabajar. La reforma del área intermodal, entre las calles Alcalá y Narváez, supondrá un ámbito de actuación de unos 11.000 metros cuadrados, con una inversión de 2,3 millones de euros. Los resultados serán visibles la próxima primavera.
Accesibilidad a la plaza
En esencia, ¿en qué cambiará el entorno? Hay que tener en cuenta que, a día de hoy, la disposición de todos los elementos, incluido el mobiliario urbano, entorpece y dificulta el tránsito peatonal desde la plaza de Dalí hasta la calle Alcalá y su unión con la calle Goya, que constituye une de los espacios comerciales más transitados de la ciudad. Así, la idea es reforzar un eje dispuesto desde el Palacio de los Deportes hasta la calle Alcalá, dotando a la zona de una accesibilidad de la que ahora carece. Todo ello sin olvidar el diseño, que debe ser acorde a la calidad del espacio urbano.
Una de las principales novedades vendrá por el traslado, que no el adiós, de los populares puestos de los llamados «hippies de Goya». Un mercadillo de complementos artesanales, que nació de forma espontánea hace casi treinta años, que ha ido pasando de padres a hijos, y que, Ayuntamientos anteriores acabaron reubicando junto al intercambiador de Felipe II. Ahora, los puestos que lo conforman, además de ser totalmente renovados, formarán una hilera contínua, en paralelo con la Avenida de Felipe II.
El motivo del cambio reside en uno de los objetivos prioritarios de la actual corporación municipal no solo en lo respecta a la plaza, sino al conjunto de la capital: ganar espacio para el peatón en las isletas de la avenida. De este modo, con la distribución de las casetas, se prevé un aumento del espacio peatonal de un 19 por ciento.
Ese objetivo acarreará también una nueva disposición del intercambiador. Y es que no solo está la estación de Metro, perteneciente a las Líneas 2 y 4; en la superficie se da cobijo a las paradas de siete líneas de la EMT: 146, 15, 21, 63, C1, C2, E4. Ahora, se establecerá un único carril de ocho metros de anchura para la circulación y parada de autobuses entre las calles de Narváez y Alcalá, en ambos sentidos. De este modo, además de un mejor aprovechamiento del espacio, el Consistorio cree que se descongestionará la actual saturación de usos en la zona, reordenando las dársenas y, esperan, mejorando la circulación.
Nuevo pavimento
En esa línea, también se llevarán a cabo reformas en lo que respecta a los pavimentos, el mobiliario urbano y el arbolado. A partir de la primavera de 2022, las aceras presentarán una pavimentación de losas de granito de color gris claro, mientras que otras zonas, como el intercambiador de autobuses, contarán con pavimento diferenciado. Además, y siguiendo las alineaciones de arbolado existentes de la plaza de Dalí, se crearán áreas estanciales acotadas y enfrentadas a las dársenas de autobuses.
Hay que tener en cuenta que la incorporación de diferentes matizaciones de color o acabados en el pavimento, o la diversidad de texturas, responde a los requerimientos de la actual normativa de accesibilidad. Por otro lado, además de los criterios de unidad e integración, la elección de nuevos materiales facilitará su mantenimiento e incrementará su vida útil.
El conjunto presentará también una nueva iluminación: casi medio centenar de nuevas farolas con lámparas de tecnología «led» de máxima eficiencia energética.
Fuente: https://www.larazon.es/